Cuba vendió su primer token no fungible (NFT). Se trata de una fotografía de la ciudad de La Habana y sus coloridos balcones, tomada por el fotógrafo Gabriel Guerra Bianchini.
El NFT fue subastado por un artista cubano, convirtiendo a la isla en un activo virtual en el creciente mercado del arte, atrayendo a coleccionistas y fanáticos, de acuerdo con Chicago Tribune.
Los token no fungibles son obras digitales únicas. Se compran y venden a través de criptomonedas, en una plataforma blockchain.
«Estoy muy emocionado», mencionó Brett Perlmutter, director de operaciones de Google en Cuba, quien compró la obra «Hotel Havana 3/10». La subasta de la obra duró hasta la medianoche del miércoles.
A su juicio, esta es la encrucijada del arte y la tecnología.
“He estado comprometido con una carrera en tecnología, y también soy un amante y coleccionista del arte cubano», agregó.
La venta fue realizada en la plataforma OpenSea, dedicada al criptoarte, y se cerró en 1,6 ethereums, una criptomoneda equivalente a unos 1.900 dólares, para el momento de la redacción.
La fotografía, un collage, muestra de frente un conjunto de varios edificios habaneros con sus decenas de balcones pintados de colores, la ropa tendida y la gente asomando.
Estilos arquitectónicos y estados constructivos se conjuntan para dar una imagen de muchas partes superpuestas.
Bianchini aseguró que dada la novedad de esta experiencia este será el puntapié de una nueva etapa en su carrera.
“Los NFTs y el arte comercializados con criptomonedas son como otro idioma nuevo que aprender. Saber que esto estaba naciendo en medio de una pandemia, con galerías cerradas, sin viajes, ni ferias de arte, fue como ver una ventana abierta a un mundo nuevo donde mi trabajo podía encajar perfectamente”, explicó.
Añadió que sintió una tremenda euforia, cuando concretó la venta.
Bianchini contó que pasó muchos días estudiando sobre el tema de las NFT y tocó muchas puertas para que le ayudaran a vencer las barreras que le impedían a publicar su token.
La tarea es complicada desde la isla, donde la conexión a internet es limitada y cara y puede resultar difícil entender el cibermundo.
Precisamente por ser un artista que viene del papel y las formas más tradicionales, Guerra Bianchini indicó que entregará también a modo de cortesía al comprador una reproducción en físico.
“Vengo del arte tradicional, al subir el NFT no me entraba en la cabeza el hecho de que esa persona no reciba su obra impresa para colgarla en una pared”, reconoció el fotógrafo, quien ya publicó otra obra en otra plataforma, en este caso, una imagen animada con voz de su hija y música de su hermano y esposa.
Perlmutter, el comprador, explicó que su flamante adquisición ya está guardada en “wallet” (billetera) electrónica, aunque piensa usar un marco digital para reproducirla y disfrutarla. Mientras, la usará de fondo de pantalla.